miércoles, 27 de septiembre de 2006

Para la pucelana

Los Bichos

En los tiempos de Marte había un bicho cargante
Le gustaba sentirse un “machorrón”
Y engañaba a su novia y a su amante.

Siempre quise enseñarle el bisturí
Y operarle en la sala de urgencias
Anestesia total, no vaya a notar
Que la médico no tiene experiencia.

Pero había una voz … había una voz …
Que decía que los bichos no cambian.

Había una voz que se puso a chillar
Había un “pringao” que se puso a correr
Escuche doctor póngame una inyección
Que me haga inmune el corazón
Por favor …
Que los bichos me atacan.

El hospital del amor absurdo
Cerró sus puertas pa’ descansar
“Overbooking” en la sala de espera

Pero había una voz … había una voz …
Había una voz …
Que decía que los bichos no cambian.
Pero había una voz … había una voz …
Había una voz …
Que decía que los bichos me hartan.
Los asistentes al evento








¡Vivan los novios!




lunes, 25 de septiembre de 2006

También los profes somos personas y tenemos derecho a quejarnos

Pues sí, si es que últimamente me da hasta vergüenza decir que soy profesora, si es que parece que tenga que pedir perdón por tener dos meses de vacaciones. Ahora resulta que no puedo ni decir que estoy cansada este principio de curso porque hoy mismo casi se me echan encima recriminándome que de qué me quejo, ¡que si tengo dos meses de vacaciones pagadas! Y yo la verdad es que este tema lo tengo más que superado, que tengo mi conciencia muy tranquila de que precisamente no me estoy aprovechando vilmente cual concejala marbellí de los dineros de los contribuyentes, sino que más bien la sociedad nos explota a nosotros porque nos arroga, sin acritud y desde el cariño, la humilde tarea de solucionar absolutamente todos los problemas de la sociedad. Y no voy a entrar a justificar que cobre los dos meses de vacaciones, porque me parece obvio. Vamos, que yo el tema me lo tomo a cachondeo ya, pero para eso tengo mi blog, para desahogarme.


De la Ceca a la Meca

Como habéis comprobado, hace semanas que no escribo nada de mi vida y milagros, pero no precisamente porque no haya pasado nada sino porque me he cambiado provisionalmente de piso y no tenía internet. Siguiendo un poco con mi tónica de estos últimos meses en los que voy dando tumbos de aquí para allá haciéndome mi huequecillo en el mundo, he ido a parar al barrio de Gracia. Me aloja en su piso con aroma de jazmín y banda sonora de Ismael Serrano, un soñador impenitente e incorregible, poeta y pirata a la vez, que los dos se escriben con p de pasión, pasión por la vida. (Y ahora no malpensemos, mentes malpensantes, que no hay nada más de lo que hay) Así que, desde aquí busco sin pausa pero sin prisa un sitio en el que me sienta a gusto y pueda ser mi casa por mucho tiempo. (¡Y poder volveros a invitar a comer rematando con ese infalible postre de tiramisú!)