sábado, 28 de julio de 2007

Los malos también hacen vacaciones

Este fin de semana estoy en casa de mis padres y parece ser que el malhechor de la escalera ha concedido una tregua, ya que últimamente no ha llevado a cabo ninguna de sus habituales fechorías contra la comunidad. Y esta calma coincide casualmente con la partida de vacaciones de los del 1º 1ª (si recordáis, son a los que les habían escrito “puta” en la puerta), aunque claro, ya puede ser que el astuto robafelpudos lo haga a propósito para despertar sospechas sobre ellos…

Porque aquí seguimos pensando lo mismo, que son la Antonia y su familia.

Hace unos meses, un lunes que vine a casa de mis padres a comer, escuchamos unos gritos en la escalera y mi hermano y yo fuimos raudos a mirar por la mirilla de la puerta a ver qué pasaba. Era la vecina del segundo cuarta discutiendo con la Antonia. La vecina del segundo cuarta es una señora mayor, muy buena mujer, pero demasiado maltratada por la vida, que tiene afición en demasía por los alcoholes blancos que a veces la llevan a hablar en exceso, y que en aquella ocasión la animaron a encararse con la Antonia y a decirle que ella sabía que eran sus hijos los que robaban los felpudos porque ella había oído cosas. La respuesta de la Antonia fue una retahíla de gritos llamándole de todo y amenazándola, hasta que su marido salío y sin mediar palabra la estiró del brazo y la metió en casa.

domingo, 15 de julio de 2007

Hilillos de energía

Ahora me estoy leyendo Las nueve revelaciones, que para quien no se lo haya leído, es ideal para llevárselo a la playa, es un cóctel de aventuras, misticismo y filosofía muy entretenido. Además, es la mar de ameno porque hace una serie de afirmaciones que al menos yo no puedo evitar experimentar. Verbigracia, un día que precisamente me lo estaba leyendo en la playa, el protagonista aprende a ver la energía que emanan las personas: le hacen tumbarse boca arriba en mitad del campo y, con el cielo como fondo, junta las yemas de los dedos índice, luego separa los dedos un par de centímetros, y se los aleja y acerca hasta que ve unos hilillos de energía entre los dedos. Y yo, que en ese mismo momento estaba en esa misma postura, me dije a mí misma que había que probarlo, así que, junté las yemas de los dedos índice, luego los separé, los alejé, luego los acerqué a mí, luego los volví a alejar un poco, desenfoqué la vista... después volví a repetir el experimento pero sin las gafas... Desde luego, sólo me faltaba ponerme a soplar para parecerme a aquel mítico Carlos Jesús, pero nada, no vi los hilillos de energía, está claro que no he alcanzado el nivel de conciencia necesario del que habla el libro. Así que, si alguien lo prueba y consigue ver los hilillos, por favor, que nos lo comunique, y entonces contaré el segundo experimento, el de la energía de las plantas, pero ese requiere aún más nivel de conciencia, y los que aún no vemos los hilillos entre los dedos, no estamos preparados para ver el aura de las plantas.

lunes, 9 de julio de 2007

El dedo acusador

Se estrecha el cerco en torno al autor de los atentados contra la propiedad en la comunidad de mis padres, finalmente los vecinos han pasado a la acción, han ido a la policía a denunciar los hechos e incluso están pensando en instalar una cámara en la escalera si esto no amedrenta al malhechor.

Como os podéis imaginar, mi concentración en el estudio no ha podido con mi curiosidad ni con mi afán por emular a la gran Jessica Fletcher, porque, como me dijo una vecina del tercero que había pegado el felpudo al suelo con silicona, pero que aún así se lo habían arrancado, y a la que interrogué como quien no quiere la cosa sobre el tema subiendo en el ascensor, “aquí se va a liar la de Dios es Cristo”.

Por si se os han olvidado los antecedentes del caso, hago un breve resumen. En la comunidad de mis padres hay alguien que se dedica desde hace ya un año a cometer fechorías tales como robar los felpudos de todos los vecinos, rallar las puertas, tirar trozos del tocino del jamón por la escalera, dejar unos bonitos huevos estrellados en el ascensor y robar la mesita y el jarrón de flores que una vecina del tercero colocaba delante de su puerta.

Pues el robafelpudos ha dado un paso más allá, más retorcido y sobre todo muy peligroso. Un día que se estropeó el ascensor y tuvieron que venir a arreglarlo, se descubrió que el techo estaba totalmente cubierto de papeles de propaganda y de colillas, y el propio operario que vino afirmó que no había visto nunca algo así, que era peligrosísimo porque podía provocar un incendio, y que la única manera de que aquello llegara allí es que alguien los metiera conscientemente por una rendija en la puerta del rellano del ascensor cuando éste estuviera en una planta inferior. Acto seguido, el presidente de la comunidad se personó en la comisaría para denunciar todo lo que estaba sucediendo en el edificio.

Y a quien desde hace semanas estoy deseando encontrarme en el ascensor en mi visita semanal a casa de mis padres, es a la Antonia, no la de los Morancos, sino la del segundo tercera, porque todos los indicios apuntan hacia ella.

Próximamente os haré un retrato de ella y su familia, y os expondré por qué algunos empezamos a sospechar de ellos.

sábado, 7 de julio de 2007

El retonno

No, aún no sé si he aprobado o no, hace una semana hice la última prueba y a partir del 14 estarán los resultados, y ahora me estoy recuperando del infierno en que se han convertido estos últimos meses en los que casi pierdo la salud física y mental.

Una grandísima amiga que tiene premoniciones (no, no me he vuelto loca de tanto estudiar, ni mi amiga es una friki, es una tía estupenda, muy seria y muy cabal, pero qué queréis que os diga, tiene algo así como visiones de cosas que van a pasar, yo siempre he sido muy escéptica en cuanto a estas cosas paranormales, pero cada vez lo soy menos), me dijo, cuando empecé a estudiar en serio, que no sabía decirme si iba a aprobar o no, pero que pensaba a menudo en mí y que siempre me veía feliz. Esto, además de emocionarme sobremanera en aquel momento, llamadle autoengañarse o agarrarse a un clavo ardiendo, pero ha sido la idea que me he repetido a mí misma durante estos meses para animarme. Así que, me pongo en manos del destino, sabiendo que sea cual sea el resultado voy a ser feliz.

Bueno, pues, hay que poner esto al día, que hay un montón de temas pendientes: las nuevas fechorías del robafelpudos de la comunidad de mis padres, las novedades sobre el profesor de economía de mi instituto, nuestras disquisiciones habituales sobre el amor y la vida, la visita de Cenza y Cerine, más recetas ricas ricas, recomendaciones literarias y algún tema sorpresa que no voy a desvelar aún. Así que, a ver si os reengancháis poco a poco y nos volvemos a echar unas risas juntos.