domingo, 21 de septiembre de 2008

A polis y ladrones – El mirón (VIII)

Dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Pues la mujer, también.

Al día siguiente, volví a mi piso con la intención de llevarme lo necesario para irme a pasar una temporadita a casa de mis padres, siguiendo la juiciosa recomendación del agente Santiago. Ordené el piso y cogí la ropa que necesitaba. Al cerrar la puerta del armario, sentí que había visto algo que no me cuadraba, aunque no sabía qué era. Así que, lo volví a abrir y lo examiné bien, pero no veía qué era lo que me había llamado la atención. Conque lo dejé estar y me puse a meter la ropa en la maleta. Entonces me di cuenta. Fui de nuevo el armario y, repasando el cajón de la ropa interior, comprobé que quien entró en mi casa SI se había llevado algo. Unas braguitas. Eran de esas que guardaba para una ocasión especial, y que, cada vez que abría el cajón, estaban ahí para recordarme, por si algún día se me olvidaba, el tiempo que llevaba sin comerme un rosco. Y eso sí que no estaba dispuesta a pasarlo. En mi casa no entra ningún asesino de tres al cuarto, que casi necesita un cursillo para degollar al de Cardona, y se lleva una de mis braguitas que llevo tanto tiempo guardando con todo el cariño esperando que lleguen días mejores a mi cama.

Bajé al bar a comunicarle a la Paqui mi descubrimiento y mi consiguiente decisión.

-¿Y estaban limpias? – me preguntó
-Pues claro, si estaban en el armario.
-Será un fetichista...
-Pues igual sí... Pero te digo una cosa. Yo ahora sí que no me voy de mi casa, y no sólo eso, sino que pienso descubrir quién ha sido.
-Cuidadín, cuidadín... a ver si por culpa de las dichosas bragas te va a pasar algo...
-He pensado apuntarme a clases de defensa personal, algo me dijo Paco ayer...
-Oye, por cierto, ¿te acuerdas de uno de los policías que vino ayer? El que te habló cuando vinieron a buscarte no, el otro.
-Sí...
-¿Sabes con quién está casado?
-Vaya, qué raro... – murmurando irónicamente
-¿Qué raro el qué?
-No, nada, no me hagas caso... ¿Con quién está casado?

-Con una de tu edad, la hija de los de los pollos asados de la calle Mauritania....
-¡¿Mireia?!
-Sí...
-No...

Al día siguiente, acudí al centro en el que trabajaba Paco como profesor de taichí, donde yo misma asistía a sus clases y anteriormente ya había realizado cursillos varios, como salsaterapia, danza del vientre o pilates, y le pregunté sobre lo que me había hablado de defensa personal el día del allanamiento de mi morada. Me contestó que él mismo podría enseñarme, y a mis dudas sobre si alguien de mi estatura y complexión podría defenderse del ataque de un tiarrón, me respondió con un simulacro de agresión de él a Sara, la nueva profesora de pilates, angelical, delgada y no mucho más alta que yo, y comprobé que no sólo podía zafarse de su agresor, sino incluso llegar a darle una buena tunda.

De todas formas, me resultaba difícil imaginarme a mí misma volteando a un tío tres veces más grande que yo, pero me dije que de algo me serviría.

Durante aquella semana hicimos un entrenamiento intensivo. Uno de esos días, mientras estaba practicando con Paco como deshacerme de alguien que me está intentando estrangular con su brazo por detrás, se me vino a la cabeza la repentina desaparición de Esther, su novia, hacía unos meses, y no se me ocurrió otra cosa que preguntárselo en aquel preciso momento:

-Oye, Paco, ¿y no has sabido nada más de Esther? ¿Es raro que nadie sepa nada de ella, no?

Como estábamos practicando delante del espejo, pude ver su cara, y como al apacible Paco le cambió el semblante y se le nubló la vista, y, sin contestarme, serio e inmóvil, como ido, me apretó aún más el cuello, y yo, que me estaba quedando sin respiración, pronuncié un par de veces su nombre casi sin voz, sin poderlo sacar de su trance. Justo en ese momento, entró providencial la profesora de salsaterapia para avisar que ya se nos había pasado la hora. Entonces, Paco volvió en sí y yo pude respirar.

-No, no tengo ni idea de donde está- me respondió - Como dice Confucio, no pretendas apagar con fuego un incendio, ni remediar con agua una inundación.

Mientras me cambiaba en el vestuario, me pregunté si la desaparición de Esther y el asesinato del mirón no podrían estar relacionados. No me podía creer que mi estimadísimo Paco fuera un asesino, pero sabía que, antes de encontrar su camino junto a Confucio, había tenido un pasado bastante violento. Y bueno, conmigo se le fue la pinza por un momento y había estado a punto de estrangularme...

Durante toda aquella semana no había visto al agente Santiago. Bueno, a decir verdad, no lo había visto con los ojos abiertos, pero sí había soñado con él una noche. Pensé que quizá podría pasarme por la comisaria para comentar la desaparición de Esther y también abordar otro tema que me rondaba la cabeza, el “piso maldito” de nuestra finca...

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Ahhh, pero qué buena la escena de la reacción de Paco en plena clase de defensa personal!! Pero qué buena!Es que la he visto, como en una peli!

Anónimo dijo...

En menudos berenjenales se mete esta Laura! jajaaj. Pero, ¿qué íbamos a hacer nosotras sin poder leer sus aventuras y desventuras si no lo hiciera? ;-)
Esto se pone cada vez más interesante, hummm
P.D Por cierto, lo de "se ofrece espía por horas es buenísimo" juajjj

Anónimo dijo...

¡¡Jajaja!! Acabo de entrar en la pag. web del espia quemado. Estoy por comprarme un True 3 Total de esos!

Isa
PD: Casado tenía que estar! Si es quee...

Lidia dijo...

Es que Laura es muy peliculera... ;)

Lo del espía es una propaganda "real", te la dan en la salida del metro, y la web es tronchante! XD

Es el aciago destino de Laura, siempre están casados... ;)

Anónimo dijo...

Culebrón, culebróooon... ja, ja, qué guay!

Yo también he entrado en la página, qué bueno!! hay mucho friki suelto :)

Sí, le atraen los hombres casados... en este caso, será el delicioso aroma a pollo asado impregnado en su ropa lo que le habrá hecho perder la cabeza? ;)como ya dijo una vez, le había entrado por la nariz no? :)

En cuanto a Paco, ya se sabe, el que tuvo, retuvo... y por mucha meditación y taichi que haga ahora, la fase quilla no se la quita nadie :p