De vuelta de nuestro viaje por Marruecos nos quedamos con todas las emociones y sensaciones vividas: la mágica plaza Djemaa Al-Fna de Marraquesh, el laberinto de la medina de Fez, la llamada del muecín al atardecer, el olor del té a la menta, las aventuras al viajar en grand taxi y autobuses, el fresco y delicioso zumo de naranja de Marraquesh, la extrema simpatía y amabilidad de muchos, la pesadez de algunos pocos y la frustración de sentirse timadas constantemente