miércoles, 29 de noviembre de 2006

No sin mis flores

Esta es una de esas semanas que una no sabe si cortarse las venas o dejárselas largas, y sólo estamos a miércoles...
El lunes, cuando me dispongo a entrar en el metro para ir a trabajar, me doy cuenta que no llevaba la T50 encima, y efectivamente, la he perdido quedándome la mitad de los viajes.
Tres horas más tarde, en una hora libre que tenía, llamo a Telefónica para ver qué pasaba con mi línea, y me dicen que, no se sabe ni quién, ni cómo, ni porqué, pero mi solicitud había sido anulada, y que tenía que volver a pedir la línea... Les dije que si no me decían el motivo por el que me habían dado de baja, que no pensaba volver a pedirla, porque igual me volvía a pasar lo mismo, y como no supieron decirme nada, pues no lo he vuelto a pedir. Estoy pensando ponerme Ono, de hecho, en este edificio hay instalación de cable, pero como esta semana estoy un poco ofuscada, he decidido no tomar aún ninguna decisión.
Realmente, el lunes, viendo el rumbo de mala suerte que llevaba la mañana, decidí moverme y respirar lo mínimo, y la verdad es que llevo unos días que no doy pie con bola, y la clases ya ni os cuento... los alumnos me parecen más insoportables que nunca, incluso los buenos... no sé, seré yo, y no, no me va a venir la regla próximamente, y sí, sí creo que debe haber una conjunción astral muy poco favorable a mí.
Así que, aquí estoy, porque no hay nada mejor que un buen cotilleo para sobrellevar con alegría los avatares de la vida diaria (bueno, también un buen... es incluso más efectivo en días como estos, pero, a falta de pan...). Bueno, a lo que iba.
El lunes fui a comer a casa de mis padres (lo único bueno del día), y me pusieron al corriente de las novedades de la comunidad. Ya os conté que alguien se dedica a robar los felpudos de los vecinos y que está empezando a cometer actos un poco vandálicos. Pues bien, parece ser que en reunión informal algunos vecinos han decidido que no se piensan dejar amedrentar, que una casa no es una casa sin su felpudo, y que si no se puede poner en el rellano, pues que cada uno lo colocará dentro de su casa, pero que en cualquier caso felpudo tiene que haber en todo hogar. Pero lo mejor no es eso. Ya os comenté que había una vecina que en su rellano le gustaba tener una mesita con un florero y un ramo de flores, que por supuesto fueron objetivo inmediato del ladrón. Pero aquí el caco ha ido a topar con un hueso duro de roer, ¡a ella le van a tocar sus flores, ja! La susodicha ha decidido ponérselo más difícil todavía: ha colocado en el rellano un fajo grande, como una brazada de ancho, de esas ramas largas secas que están de moda desde hace unos años en decoración, de dos metros de largo y rodeadas de flores secas, bien atado todo a la barandilla de la escalera con una cadena de hierro, de manera que si el ladrón pretende quitarlo no podrá hacerlo de manera sigilosa, como no vaya con una sierra mecánica, no lo va a poder quitar de allí. Mañana vuelvo a ir a casa de mis padres a comer, y sin falta le hago una foto para que lo veáis y haceros partícipes, porque es demasiado bueno para perdérselo, a ver si puedo colgarla el viernes.

lunes, 27 de noviembre de 2006

Ha vuelto y viene a por nosotros

¿Os acordáis de la historia del profesor de economía de mi instituto?
Pues yo la había dado por zanjada, pero no se ha acabado.
El primero de los dos profesores de economía, el que había acosado a profesoras y alumnas (aunque eso no se puede demostrar) y que a determinadas clases no iba porque no le daba la gana (y eso sí se puede demostrar) y se quedaba con todo su morro leyendo el periódico en la sala de profesores, además de no hacer tampoco otras horas de reuniones y guardias, que forman parte de nuestro horario y por las que nos pagan, nos ha denunciado por mobbing, y digo nos, porque ha denunciado al instituto y en particular a todos y cada uno de los profesores que firmamos una carta que enviamos a inspección ante la pasividad de la administración exponiendo los hechos gravísimos que se estaban produciendo en el instituto y pidiendo que se tomaran medidas. Y un juez ha admitido a trámite su demanda.
Así que, el miércoles pasado llegó al instituto una convocatoria y hoy están declarando en el juzgado la junta directiva del instituto y los jefes de departamento, y no sabemos si los demás tendremos que ir.
Dejadme que me desahogue.
Es un psicópata hijo de puta.
Y ahora me voy a desahogar un poco más.
No puede ser que porque una persona apruebe las oposiciones sea intocable e inmortal y no haya ningún control sobre él, no puede ser que un tío con su historial, que en cada instituto por el que ha pasado ha tenido los mismos problemas, que la única solución que ofrezca la administración sea cambiarlo de instituto y mirar para otro lado, y al final forzar a que tengan que ser otros profesores y alumnos los que presionen, porque cuando el año pasado finalmente inspección lo apartó de su cargo provisionalmente no fue por la dichosa carta que se envió, ni por las constantes quejas de la junta directiva al inspector, no, fue porque salimos en la tele porque los alumnos se manifestaron.

jueves, 23 de noviembre de 2006

And the winner is...

Llevo una semana sin tener un ratillo libre para escribir y mañana que podría tenerlo no voy al instituto porque me llevo de excursión a los niños (visita guiada por el centro de Barcelona sobre modernismo y neoclasicismo), así que, hoy me he venido a la biblioteca porque me parece imperdonable hacer esperar tanto a la ganadora del concurso (porque sólo han participado féminas...)
Después de investigar yo también sobre las preguntas que hice, fallo lo siguiente:
A la primera pregunta han contestado correctamente Neus e Isa.
A la segunda pregunta yo tampoco he encontrado una respuesta satisfactoria, así que,

he decidido otorgar el premio ex aequo a Neus e Isa.

Y el premio como recompensa a vuestras investigaciones sobre el apasionante mundo del hule es...

Una merienda en mi casa para hartarse de comer
el tiramisú ese que hago yo de la receta infalible.

Así que, ya me diréis cuando os va bien venir, este sábado o domingo no estaría mal...

lunes, 20 de noviembre de 2006

Concurso Entre horas

He pensado incluir en este blog un concurso en el que ir premiando de alguna manera a mis lectores más fieles, así que, el primero que mejor responda a las siguientes preguntas se llevará un regalo que desvelaré una vez determinado el/la agraciad@.

  1. Origen de la palabra “hule”
  2. Explicación razonable de por qué demonios es tan caro.

Pista sobre el regalo: Un hule tendrás que usar si de ello querrás disfrutar... Y hasta aquí puedo leer.

jueves, 16 de noviembre de 2006

Siempre quise ser Jessica Fletcher

Hoy los alumnos se están manifestando (o no, pero la mayoría no ha venido a clase), contra la nueva ley educativa, pero yo no voy a hablar de ello, sino que prefiero introducir un tema más suculento, el de los hechos paranormales (o subnormales, no sé cómo llamarlos) que acontecen en el edificio de mis padres desde hace unos meses.

Aparte de mi hermano, el de los huevos a la plancha, aún no os he hablado de mi familia, aunque algunos de vosotros ya la conocéis. En el edificio donde viven mis padres reinaba la concordia, a mí siempre me han sorprendido las historias de peleas vecinales porque realmente nunca las he vivido, al contrario, aunque cada uno en su casa, había buena convivencia y en algunos momentos críticos de algún vecino se le había ayudado hasta económicamente. Pero en los últimos años, la situación ha cambiado, en primer lugar porque hay vecinos nuevos y en segundo, por el tema destrozacomunidades por excelencia, la decisión de instalar un ascensor. La verdad es que el ascensor sacó al Chuky que llevaban dentro algunos vecinos y los meses que duraron las discusiones hasta llegar a un acuerdo fueron infernales. Los hechos paranormales que os voy a relatar empezaron a acontecer coincidiendo con el fin de las obras del ascensor y su puesta en marcha, y la llegada de dos vecinos nuevos, con uno de los cuales hubo problemas porque pretendían hacer obras ilegales. En este clima de tensión proveniente de varios frentes, una noche que mi hermano volvía a casa y que mis padres habían salido, se encontró con la sorpresa de que alguien había puesto silicona en la cerradura de la puerta. El hecho conmocionó a toda la comunidad, porque mi madre es la más apreciada, la más diplomática, a la que todos confían sus problemas, la intachable, vaya, así que, que alguien llevara a cabo algo con tintes tan claramente vengativos contra su casa, era impensable para cualquiera. Ese fue el pistoletazo de salida, desde entonces, desaparecen los felpudos de todos los vecinos, un día, un vecino se encontró su coche lleno de huevos estrellados, otro día, a una vecina que desde hace años tiene en el rellano delante de su puerta una mesita con un jarroncito de flores (sí, es una horterada, pero a ella le gusta), primero le robaron las flores, y la segunda vez ya le quitaron el set completo, las flores y la mesa. Y ya os podéis imaginar como está el panorama, las especulaciones están que hierven, y algunos vecinos están empezando a tener un poco de miedo y están pensando poner una cámara, porque la broma ya dura desde hace demasiados meses y aunque sea un comportamiento del todo infantil, desde luego quien lo hace está mal de la cabeza y no se sabe qué más se le puede ocurrir. La última que mi madre me contó ayer, es que vio una mancha extraña en la puerta y al examinarla comprobó que era una quemadura.

Yo tengo dos sospechosos, pero antes de exponeros mis suposiciones, quiero esperar un poco más a ver qué pasa, porque algunos vecinos están empezando a perder los nervios y han empezado a hacer insinuaciones, y quiero ver qué reacciones va a haber (de algo me va a tener que servir haberme leído toda la colección de Ágata Christie y haber visto Se ha escrito un crimen infinitas veces). To be continued...

martes, 14 de noviembre de 2006

To cat or not to cat

Sigo sin tener ni teléfono ni internet en casa, y hoy he hablado con varios teleoperadores de nuestra mayor y más odiada empresa de telecomunicaciones (sí, he padecido esa odisea desesperante de pasar de un teleoperador a otro y de repetir hasta la saciedad y más allá mi caso, hasta que por la gracia de algún espíritu santo he dado con un ser que ha sabido contestarme algo) y me han dicho que van a tardar quince días más.
Así que, nada, a esperar.
Ahora estoy sacrificando mi café de la hora del patio para poder escribir esto.
Mi hogar va completándose poco a poco con las pocas cosas que le faltaban, me ha llegado una mesa de comedor de Verdún, las estanterías están al caer de Esplugas (sí, yo voy recogiendo de aquí y de allá, sólo me falta salir a la caza y captura de muebles esos días que la gente los saca a la calle), y ahora estoy buscando unas sillas y un sofá.
Además de los enseres que me van a acompañar, estoy pensando en buscarme compañía viviente, pero no precisamente de un tío, que suelen salir rana, sino que se me ha ocurrido de un gato, y para ello quisiera pediros consejo a los que tengáis o hayáis tenido, porque yo jamás he tenido animales, excepto la típica tortuga, peces y canario que te compran cuando eres pequeño y que te duran tres días. De hecho, yo nunca me he entendido con los animales, y a los perros, pobres, les tengo un pavor irracional que no me puedo ni acercar a ellos, pero no sé porqué pero los gatos siempre me han gustado y estos últimos días le estoy dando vueltas, pero estoy indecisa y me gustaría que arrojaseis luz sobre mis dudas. Seguramente mis preguntas os parecerán estúpidas, pero como no tengo experiencia en animales, es un mundo a explorar por mí. Por ejemplo, ¿los gatos arañan los muebles? Y en caso afirmativo, ¿se les puede enseñar a que arañen sólo algunas cosas, un cojín, por ejemplo...? Más preguntas tontas, ¿a los gatos no se les saca a pasear como a los perros? ¿No se vuelven locos todo el día en casa? ¿Se escapan por la ventana si la dejas abierta? ¿Qué tipo de cuidados necesitan?
Pues nada, ya me aconsejaréis...

lunes, 6 de noviembre de 2006

Accesorio difusor paellero

Siguiendo con la serie de artilugios maravillosos para la cocina que inicié hace unos días explicándoos mis descubrimientos con la plancha eléctrica, ahora os tengo que hacer partícipes de un nuevo hallazgo que desde luego sólo podía encontrar en casa de un valenciano. Ayer me invitaron a comer paella y descubrí el “accesorio difusor paellero”. Se trata de una especie de corona que se coloca sobre un fogón, debajo de la paellera y que distribuye el fuego de manera que sea uniforme por todo el fondo de la paellera.
(Edu, envíame una fotillo para que se entienda bien lo que es,
si es posible con el artefacto puesto en el fogón...
sí, ya sé que pido mucho...)



No, aún no tengo internet en el piso nuevo, pero esto ya se está convirtiendo en un vicio para mí, así que, lo escribí anoche en casa y me lo traigo hoy al trabajo para publicarlo. Y es que no puedo esperar más para agradecer a los valientes porteadores que me ayudaron a hacer el traslado (sí, sí, faltáis vosotros dos, no estabais cuando hice las fotos...) y que aquí descansan exhaustos en lo que será el futuro rincón de té (o café, o zumo, o lo que sea... la cuestión es que habrá alfombra y cojines por el suelo)