domingo, 4 de noviembre de 2007

De pelos II

Como ya os conté en la primera entrega sobre mi relación tormentosa con mi peluquero, aquel tan delicado con mi pelo pero tan abrupto con mi persona, además de déspota con las mujeres, yo sólo quería caerle bien, o más que caerle bien, que me tratara bien, con un poco de cariño, que no me pegara esos meneos a la cabeza y que me lavara sin que me chorreara el agua por las sienes, con lo feliz que soy yo poniendo mi cabello entre sus manos, porque eso sí lo tiene, que es un genio con las tijeras.

Conque, cada vez que iba, por alguno de esos motivos inextricables del destino, me tocaba él, y eso que allí hay más gente que peina. Para caerle en gracia, intentaba ser simpatiquilla con algún comentario gracioso o le hacía alguna pregunta retórica sobre el pelo (qué hago para tenerlo sano o más brillante, si me dejo flequillo, si las mechas estropean el pelo...) Pero él seguía siendo parco en palabras e inmune a mi sentido del humor. Por el contrario, le molestaba sobremanera que dejara mis gafas y mi libro sobre el tocador, y yo lo sabía, pero siempre se me olvidaba y me daba cuenta a posteriori, cuando lo veía echando humo porque no tenía suficiente espacio para dejar las tijeras y el secador. Y luego, se hacía un lío él solito con el cable del secador, le daba unos tirones de malas maneras dando bufidos como si yo tuviera la culpa de estar entre él y el enchufe del secador. Y yo, que soy muy sufrida, aguantando allí estoicamente los malos modos del genio.

Total, que la última vez que fui, yo ya me había dado por vencida, consideraba que lo había intentado suficientemente y que estaba claro que no había empatía, así que, cuando vino a por mí, como no, él otra vez, y me preguntó qué quería hacerme, le dije sinceramente: "Me lo escalas como siempre, que me gusta muchísimo como me lo cortas". Y entonces, por el resplandor en su mirada, me di cuenta que había dicho las palabras mágicas. Me había equivocado de estrategia, no había que ir de graciosa sino hacerle la pelota. Tampoco voy a decir que a partir de entonces se deshiciera en miramientos hacia mí, pero sí que por primera vez fue amable conmigo, me lavó la cabeza sin acabar yo con el cuello de la camiseta empapado y al cortarme me trató bien, tampoco me dio conversación, pero lo poco que me habló fue con sonrisa incorporada. Como yo no quería romper la magia del momento, puse todo lo que pude de mi parte, me acordé a tiempo de esas cositas que sabía que tanto le molestaban, sostuve mis gafas y mi libro sobre las piernas y esquivé todo lo que pude el cable del secador.

Pero la prueba definitiva fue al levantarme e ir a pagar, que con toda su pluma y gesto de complicidad, me dijo “Venga, guapa, hasta la próxima”. Qué feliz me sentí.

22 comentarios:

Lidia dijo...

Para la que me dijo el otro día que dejara de tener tanta vida social y me dedicara más a escribir ;)

Mercedes Pajarón dijo...

Soy una pesada, pero no me cansaré de decir que los/las peluqueros/as son una mala raza...(en mis sueños más felices me veo a todos los peluqueros del mundo mundial, haciendo cola para pasar por la guillotina.... brrrrrgg, quée placeeerr...!)

Bueno, Lidia, se confirma que la estrategia de mi madre es la mejor: como ella dice, no hay nada como lanzar loas y ditirambos para caer bien!

...Triste, no?

Anónimo dijo...

Nada, nada, pues a ver si ahora que le caes bien la próxima vez que vayas te hace un descuento ;-)

Anónimo dijo...

Oye, que acabo de ver que has puesto también el blog de John Hall en el tuyo... Le he mandado un mensaje ahora mismo, y me ha contestado: te da las gracias de todo corazón, y me pregunta si estarías interesada en asistir a alguna de sus charlas, cuando venga a Barcelona...

(oye, yo le diría que sí: el tío es un comunicador nato!)

Lidia dijo...

¿Que si estoy interesada en asistir?... ¡¡Estoy deseando conocer a ese gran maestro de la comunicación!!
¿Y le has hablado de mí? ¡Ay, qué emoción! (Por cierto, ya hablaremos tú y yo antes, ya me dirás cómo tendré que ir vestida para la ocasión)

Por cierto, los que aún no sepáis quien es John Hall, ya estáis perdiendo el tiempo si no entráis en su blog, cuyo link tenéis aquí mismito a vuestra izquierda.

Anónimo dijo...

Ay, por fin!! :)

Anónimo dijo...

¿Comunicador nato, comunicador nato? esas palabras me suenan mucho. Pero que mucho, mucho. Diría que en cierta época del año hasta llego a tener pesadillas con ellas. Pero ahora no caigo por qué será... quizá tú me puedas ayudar, Mercedes, no? :-p

Anónimo dijo...

Ha llevado a cabo un progreso excelente, debería mejorar su precisión oral,maneja un amplio vocabulario,.........No sé, Noemí, no sé,...¿No será que John Hall ha hecho algún seminario sobre comunicación interempresarial en la empresa en la que trabajas ?

Por cierto, Lidia, que John anda buscando peluquero de prestigio en Barcelona para cuando venga a presentar su autiobiografía...¿crees que lo podrías acompañar al tuyo?

Lidia dijo...

¡Ni lo dudes, cuenta conmigo! Ahora que mi peluquero y yo somos casi uña y carne, iré a interceder para que lo trate como es debido...Aunque, ahora que lo pienso, seguro que John, con su gran sagacidad psicológica inmediatamente sabría cómo granjearse el cariño de mi peluquero ;)

Anónimo dijo...

Eeefectivamente, John es un líder carismático,... pero no olvidemos que es el peluquero el que maneja las tijeras! ;-D

Anónimo dijo...

Pues la próxima vez que vaya al Nil de Nilo intentaré tu estrategia Lidia, porque aún me duelen los tirones de pelo :)

Unknown dijo...

Hola a todo el mundo!!
Pero que peluquería frecuentáis? Ya os habéis fijado bien en el cartel del negocio? No sea que ponga Carnicería Tijeretazos Unisex :D
Madre mía, y yo con estos pelos...

Anónimo dijo...

...Si es que ya sólo con oír la palabra "peluquería" se me pone.... el pelo de puntaa!!! ;-D

Anónimo dijo...

...Si es que ya sólo con oír la palabra "peluquería" se me pone.... el pelo de puntaa!!! ;-D

Anónimo dijo...

...No soy tartamuda. Supongo que mi comentario ha salido repetido por algún problema técnico. Digo. Sorry.

Lidia dijo...

Por cierto, nada que ver, necesito algún remedio casero para el dolor de garganta, estoy fatal, y ya estoy aburrida del limón con miel... ¿Alguien tiene algún otro remedio de la abuela?

Anónimo dijo...

Infusiones de tomillo, 3 veces al día, al menos durante una semana. Es una pesadez, pero muy desinfectante y eficaz!!

Que te mejores!

Anónimo dijo...

A mi me pasa igual. Un dolor de garganta que para nada se va ni con frenadol ni con ibuprofeno. Entonces hiervo tomillo y lo tomo?Y eso está bueno?Es que me acuerdo del agua de tomillo y sal con la que me tenía que enjuagar para las llagas y aquello estaba horrible.Vamos, que daban ganas de... :)Pero bueno, lo probaré, si no llamare al txumari alfaro:)

Anónimo dijo...

Jo, está todo el mundo igual con los resfriados y dolores de garganta :-(. En mi oficina todo el mundo está enfermo menos yo (seguro que no me libraré y me acabará tocando tb). Pues yo Lidia, aparte de la miel con limón calentita (o la variante leche con miel) y las típicas pastillas de angileptol, strepsils y cosas de esas, no tengo ni idea de más remedios... Espero que lo que dice Mercedes os funcione!!

Lidia dijo...

Bueno, yo ya estoy probando lo del tomillo, a ver qué tal, que se me estaba poniendo cara amarilla de tanto limón ;) En cuanto a si está bueno, yo lo prefiero al limón...

Anónimo dijo...

Yo me lo tomo sin azúcar, aunque tenga un poco de sabor amargo. Es que a mí los hierbajos con azúcar me revuelven el estómago...

Es lento, pero eficaz!

Venga, a mejorarse!! ;-)

Anónimo dijo...

Yo ya he empezado el tratamiento con el tomillo y algo ha mejorado, pero ya os contaré.