domingo, 18 de enero de 2009

A polis y ladrones - El mirón (XVIII)

De vuelta de la comisaría, llamé a Paco al móvil, que se hallaba junto con Esther en clausura voluntaria en una comunidad budista en pleno Montseny, y le expliqué lo que había hablado con Santiago. A saber, que para ganarse mi confianza, me había contado lo que conocía sobre las actividades nada honestas de la supuesta organización benéfica de la que había escapado Esther, y que sospechaba que había algunos policías de su comisaria que estaban implicados, pero que necesitaba pruebas. No sé por qué, pero decidí confiar en él, aunque no existía ningún motivo racional para ello. Yo a mi vez le conté lo que Esther nos había explicado tras su liberación, y acordamos que yo intentaría convencerla para que tuvieran un encuentro extraoficial y secreto para ayudar a Santiago a descubrir quienes eran los policías que estaban implicados en la trama de la secta. En aquella ocasión no tratamos el tema de los asesinatos de mi comunidad.
Tras hablar un buen rato y llevarme una soberana reprimenda por haber alterado el plan acordado, Paco me dijo que se lo tenían que pensar, y al día siguiente me volvió a llamar para comunicarme que aceptaban la propuesta y hablamos de las condiciones de la entrevista, que inmediatamente comuniqué a Santiago, no ya llamando a la comisaría sino a su móvil particular.
Los siguientes días hasta el encuentro secreto, una semana más tarde, no teniendo nada más interesante que hacer con mi vida más que corregir exámenes de primero de ESO, estuve cavilando sobre cómo hacer para establecer contacto verbal con la violinista y, en el mejor de los casos, conseguir entrar en su morada para averiguar algo más sobre su modus vivendi a través de la observación in situ. Pero cualquiera diría que se la había tragado la tierra, porque hacía días que no se oía ni una mosca en el piso contiguo. ¿Se habría trasladado ya?
Al cabo de una semana, justo el día que Paco y Esther tenían que verse con Santiago, me suena el móvil.
-¡Laura, no hay encuentro con Santiago, nos ha traicionado!
-¡Quéeee!
-Íbamos a pasar por el piso a buscar algunas cosas, pero cuando estábamos para entrar en el párking, Esther ha visto entrar en el portal a un tío, y se ha puesto histérica porque dice que lo vio una vez y que es un rumano muy peligroso. ¡Seguro que lo ha enviado Santiago, hoy que sabía que íbamos a volver!
-Vale, no me chilles. ¿No será uno que vende kleenex en los semáforos?
- ¡Que te estoy diciendo que es un matón!
- Vale, vale...
-Bueno, nos volvemos donde estábamos, ya hablaremos.
- Vale, vale... ¿Hace mucho que habéis visto entrar aquí a ese tío?
- Cinco minutos antes de llamarte.
No me podía creer que Santiago nos enviara un matón a plena luz del día, un viernes a las cinco de la tarde. Porque si había venido a ocuparse de Paco y Esther, también habría venido a por mí, que también estaba en el ajo. Me puse el abrigo, salí de casa y, a pesar del frío, me senté en las mesas de la calle del bar de la Paqui y pedí un desayuno, el segundo de la mañana. Al cabo de media hora, vi salir al que hasta hacía cinco minutos era para mí vendedor de kleenex, y que se había convertido de repente en sicario, con bolsas del Corte Inglés en ambas manos, y que pasó a menos de un metro de mí sin prestar la mínima atención a mi persona. ¿Había venido a matarnos? ¿A qué casa había ido? ¿Qué llevaba en las bolsas? ¿Se trataba de un matón que vendía kleenex en sus ratos libres, o viceversa?

4 comentarios:

Mercedes Pajarón dijo...

Vaya, y yo que creía ahora que Santiago era un buen chico...Me empiezan a entrar las dudas....

Anónimo dijo...

Ay, este Santiago... nunca me ha parecido trigo limpio, pero no sé si es demasiado pronto para acusarlo ya de traición!! todo el mundo es inocente hasta que se demuestra lo contrario no? :) o eso dicen en las pelis...

Bueno, a ver el rumano este por dónde sale, a lo mejor sólo iba a visitar a algún familiar del piso éste multicultural :)

Anónimo dijo...

Yo no me creo que Santiago haya mandado a un sicario a plena luz del día. Demasiado evidente. Y la policía no es tonta,según dicen, no?
jeje

Lidia dijo...

Ya veremos por donde nos sale Santiago... ;)