Los malos también hacen vacaciones
Este fin de semana estoy en casa de mis padres y parece ser que el malhechor de la escalera ha concedido una tregua, ya que últimamente no ha llevado a cabo ninguna de sus habituales fechorías contra la comunidad. Y esta calma coincide casualmente con la partida de vacaciones de los del 1º 1ª (si recordáis, son a los que les habían escrito “puta” en la puerta), aunque claro, ya puede ser que el astuto robafelpudos lo haga a propósito para despertar sospechas sobre ellos…
Porque aquí seguimos pensando lo mismo, que son la Antonia y su familia.
Porque aquí seguimos pensando lo mismo, que son la Antonia y su familia.
Hace unos meses, un lunes que vine a casa de mis padres a comer, escuchamos unos gritos en la escalera y mi hermano y yo fuimos raudos a mirar por la mirilla de la puerta a ver qué pasaba. Era la vecina del segundo cuarta discutiendo con la Antonia. La vecina del segundo cuarta es una señora mayor, muy buena mujer, pero demasiado maltratada por la vida, que tiene afición en demasía por los alcoholes blancos que a veces la llevan a hablar en exceso, y que en aquella ocasión la animaron a encararse con la Antonia y a decirle que ella sabía que eran sus hijos los que robaban los felpudos porque ella había oído cosas. La respuesta de la Antonia fue una retahíla de gritos llamándole de todo y amenazándola, hasta que su marido salío y sin mediar palabra la estiró del brazo y la metió en casa.
2 comentarios:
Jó, Lidia, esto es un caso para Sherlock Holmes y su inseparable Watson! Me los imagino "choqués" frente a la puerta herida con la palabra "puta"... :D
Pues el domingo pasó una cosa que ya me ha pasado más de una vez y que me ha dado que pensar. Al abrir la puerta de casa de mis padres para salir del piso, veo como la puerta de la Antonia se cerraba sigilosamente, y es que no es la primera vez que me pasa, que al salir veo que su puerta se está cerrando, porque mis padres viven en el segundo primera y ellos en el segundo tercera, así que, se ve directamente. Y entonces me di cuenta de que suelo irme de casa de mis padres después de comer, entre las tres y las cuatro, a una hora que no entra ni sale mucho la gente, así que, además de por la noche, es un buen momento para cometer sus fechorías...
Bueno, ya veis que yo me monto toda una historia en un plis :)
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