domingo, 23 de diciembre de 2007
miércoles, 19 de diciembre de 2007
Body and Soul- La estalactita de Napoleón
- ¿Qué te pusiste?
- Pues mira, un pantalón tejano ajustado con las botas de montar y el top ese negro súper escotado con perlitas, el de las mangas de campana, y no vine a peinarme porque no pude, pero me estiré yo misma el pelo con la plancha.
- Monísima...
- Para lo que me sirvió... Bueno, pues él también se había arreglado, iba con una camisa blanca y estaba muy guapo, aunque él no es que sea guapo guapo, sino que tiene algo especial. Así que, fuimos a ver la peli francesa de la que me había hablado “Las aventuras amorosas del joven Molière”, que por cierto, me pareció un auténtico coñazo, aunque no se lo dije así, claro. Cuando al acabar la película me preguntó si me había gustado le contesté, “está bien...”. Y entonces, él inició un monólogo sobre el que al principio me mostré interesada, pero luego la verdad es que me pareció bastante rollo patatero intelectualoide y me empezó a molestar porque nos empezó a criticar.
-¿A quién?
- Pues a nosotros. Empezó diciendo que, como no habíamos visto la película en versión original, perdíamos muchas cosas, porque claro, en Sabadell somos unos provincianos y no hay cartelera de calidad ni películas en versión original, y que la gente aquí es bastante simple.
-¿Eso te dijo? ¿Y tú que le dijiste?
- Pues me molestó un poco, pero como era el principio de la noche, intenté explicarle que es verdad que aquí no tenemos mucha oferta cultural porque Barcelona está muy cerca y está casi todo allí, pero vamos, que me parece que no me escuchaba mucho mientras le hablaba. Y, por cierto, que al día siguiente llamé a Laura para preguntarle cómo demonios es el Clermont-Ferrand ese de donde es él, y me dijo que no se ponga tan estupendo porque eso está en el centro de Francia entre montañas, donde cristo perdió la zapatilla, y allí van con boina aún.
- O sea, que el palurdo es él...
-Vamos... Así que, llegamos al restaurante, miramos la carta, y él enseguida me dice que hay una ensalada muy buena que podemos compartir, y a mí me pareció buena idea. Y entonces él me explica que de segundo se va a pedir una esqueixada y que no va a beber nada, porque ya había bebido agua antes de salir de casa, y que no bebía durante la comida porque le sentaba mal.
- ¿Cómoooo?
- Como lo oyes... Yo me quedé a cuadros. En un primer momento incluso pensé que era algo típico francés, pero luego me di cuenta de que no. Y entonces, me empezó a soltar un rollazo sobre como la gente abusa de la comida y que en realidad no hace falta comer tanto, y que hay que comer cosas que no estén muy cocinadas, porque los alimentos pierden sus propiedades... Ahí yo ya me empecé a temer lo peor... Así que, pensé que me tenía que animar, miré la carta, y me pedí un entrecot al roquefort y le dije que yo iba a pedir vino, y él me contestó que, por supuesto, que pidiera lo que quisiera, y pedí el vino más caro de la carta, por si las moscas eso era lo único bueno que me iba a llevar aquella noche.
- Pero... ¿qué es, vegetariano...?
- Qué va... es raro con ganas simplemente. Y luego, volvimos al tema de la película, y de ahí pasó, no sé cómo, a hablar del Guiñol, me dijo que el auténtico era el francés, que el que hacen aquí no tiene ni punto de comparación, porque el de allí sí que tiene un sentido del humor fino y sí que son críticos, porque nosotros no somos suficientemente críticos, sobre todo con la monarquía, (sobre el rey me pegó un rollazo que no veas), y que también somos unos conformistas, y que lo que pasa aquí con los medios de transporte es una vergüenza, que la gente no se manifieste, que en Francia ya habrían hecho una revolución...
- Qué pesao el tío...
- Yo estaba que echaba chispas, ya era consciente de que la noche era un completo fiasco e iba dándole que te pego al vino, para ahogar mis penas y para contenerme y no soltarle un par de frescas, que total, no iban a servir de nada. A ver, si yo no digo que no tenga razón en algunas cosas, pero es que el tío es un egocéntrico prepotente. Y digo yo que en Francia tampoco harán las cosas tan bien cuando están en crisis desde hace no sé cuantos años y no salen ni a la de tres.
- Tía, qué mala suerte tuviste...
- Pero espera, que ahora viene lo mejor. A mí ya me había dado el bajón, pero él estaba en su salsa, en realidad, yo creo que le daba igual si yo hablaba o no, a él sólo le importaba soltarme su rollo, y entonces, me preguntó si me había enterado que hacía poco habían encontrado en Siberia a todo un regimiento del ejército Napoleón congelado, y que ahora, con el deshielo del cambio climático, había salido a la luz. Y yo, que ya llevaba más de la mitad de la botella, lo oía a él y a su perorata como a lo lejos, y se me vino a la cabeza el cuadro aquel de Napoleón con la mano en el pecho, pero congelado y con un moquillo de estalactitas que le caían de la nariz, y me entró la risa tonta, y no podía parar. Él, creo que se pensó que me hacía gracia él, y le vi que estaba encantadísimo de conocerse a sí mismo y de que yo me riera con él, aunque yo de lo que me estaba riendo era de mi puñetera desgraciada noche...
- Qué tío...
- Espera, espera... Cuando llegó la hora de los postres, yo pedí tarta de chocolate y él un té de canela, y cuando le dijeron que se les había acabado el té de canela, pero que tenían de todos los otros tés, él me dijo que nos fuéramos a otro sitio porque él sólo tomaba té de canela.
-¡Quéeee...!
-Yo no sabía qué cara ponerle, y él me insistió que lo único que bebía era té de canela, ni alcohol, ni zumos, ni bebidas con gas, sólo agua y té, y sólo de canela, y como allí no había, teníamos que ir a otro sitio.
- Qué fuerte... ¿Y tú qué le dijiste?
-Yo me había trincado ya la botella entera y no estaba para reaccionar, y me daba igual ocho que ochenta y le dije que vale.
- ¿Y os fuisteis a otro sitio?
-Entonces, tuve la prueba de que Dios existe y que me deber querer, o que le di pena, porque al salir del restaurante vi que se acercaba un taxi, y me tiré a lo kamikaze delante de él, que de puro milagro no me atropella, y mientras abría la puerta y me metía le grité que me había sentado mal el vino y mejor me iba, y mientras yo cerraba la puerta le oí decir: ”Te llevo a casa”.
- ¿Y has sabido algo más de él?
- Sí, al día siguiente me envió un mensaje para preguntarme si me encontraba bien, y yo le contesté escuetamente que sí, y como esta semana no he ido al cursillo, y era el último día, me envió otro sms preguntándome si estaba enferma, y no le he contestado.
-Qué historia... me duele la barriga de tanto reír...
-Calla, calla, que esta semana he soñado dos veces que llegaba a casa y me encontraba esperándome a Napoleón congelado cayéndole una estalactita de la nariz.
domingo, 16 de diciembre de 2007
-Hola Claudia.
-Hola Marina, guapa.
Muak, muak
-¿Qué tal todo? Oye, que me han dicho que te han ascendido en el trabajo, enhorabuena.
-Ay sí, gracias, aunque no veas la de problemas que me está dando...
-¿Ah sí? ¿Por qué?
-Nada, que desde que me han ascendido tengo serios problemas con una que hasta ahora yo creía que era no sólo una buena compañera sino también amiga. Pero bueno, esto ya te lo cuento otro día, que hoy no tengo ganas de hablar de malos rollos, tengo otra cosa más interesante y divertida.
-Cuenta mientras te lavo...
-Tía, es que, lo que no me pase a mí, no le pasa a nadie...
-Qué has hecho ahora...
-Es que no sé cómo me lo monto para ir a conocer a los tíos más frikis del planeta...
-Uy... qué miedo me das...
-Bueno, ¿te acuerdas que me apunté a un cursillo de risoterapia en el centro cívico de mi barrio? Pues conocí allí a un tío con el que quedé el sábado pasado, que al principio me pareció que era muy simpático y tenía mucha personalidad, pero ha resultado ser más raro que un perro verde...
-¿Ah, sí? ¿Raro en qué sentido?
-Bueno, mejor te lo explico todo desde el principio para que se entienda bien.
-Eso, que lo entienda bien...
-En el cursillo este había un chico francés, no especialmente guapo, pero de esas personas con mucha personalidad y mucha labia que en seguida empezó a destacar por sus comentarios y su simpatía, además, tiene un acento graciosísimo, él nació en Francia, pero su madre es de Cádiz y su padre francés, y cuando habla castellano tiene una acento gaditano-francés muy chistoso. Aunque a veces se hacía un poco cansino en clase, pero bueno, tampoco exagerado.
-Que le gusta ser el centro de atención, ¿no?
-Sí...Bueno, pues, la última media hora de la clase la dedicábamos a hacernos masajes por parejas...
-¿Masajes o cosquillas...?
-No, no, masajes normales por la espalda, no para reírse, sino para relajarse, como parte de la terapia de bienestar personal. Y el masaje te lo hacías con la persona que estuviera a tu lado en clase. Claro, el primer día, como esto no se sabía, me senté casualmente junto a un señor de unos cincuenta, tímido, gordito y con cara de buena persona, pero no sé si era la ropa, que no se había duchado o que tiene otro tipo de problemas, pero el pobre olía fatal, y lo malo no fue hacerle yo el masaje, sino mientras él me lo hacía a mí, ahí, aireando él sus axilas. Así que, el segundo día, ya iba preparada y me dije que había que llegar con tiempo para elegir compañero, y me situé estratégicamente al lado de una chica joven que me había parecido simpática el primer día, y todo fue bien. El tercer día de clase, mientras esperábamos en la puerta que llegara la profesora, el francesito, que por cierto se llama Julien, me empezó a hablar y, al entrar juntos en clase, ya nos sentamos juntos y a partir de aquel día, como nos caímos muy bien de entrada, siempre nos sentábamos juntos.
-¿Y qué tal el francesito haciendo masajes?
-Jo, muy bien, y además, como el tío me estaba empezando a hacer tilín, pues más aún... Así que, un día al final de la clase, como siempre nos quedábamos hablando un rato a la salida, porque al tío parece que le den cuerda hablando, me dijo de ir a tomar algo, y yo le dije que vale.
-Entonces a ti te gustaba...
-Bueno, a mí por una parte me gustaba, me parecía simpático e incluso interesante, y por otro lado lo encontraba un poco apabullante... Pero, como lo acababa de conocer, no sabía muy bien... Así que, fuimos a una cafetería y él se pidió un té de canela y yo también me pedí otro té. Empezamos a hablar de cine, me dijo que acababa de salir una película francesa, y me propuso ir a verla el sábado y después ir a cenar, y yo le dije que sí.
-¿Y a qué se dedica?
-Pues es arquitecto y trabaja en el ayuntamiento, es la persona que decide de qué color se pintan las fachadas de los edificios.
-¿Ah, pero para eso hay una persona en exclusiva?
-Pues al parecer sí, él sólo se dedica a eso, y no veas cómo se puso cuando pasamos por delante de un edificio y le dije que ahora se llevaba el amarillo, me corrigió indignadísimo que eso era ocre... Bueno, y tengo que confesarte una cosa muy fea... Que el día que fuimos a tomar el té, le mentí en la edad...
-¡Quéeee!
-Sí... no lo hice queriendo, te lo juro que se me escapó, fue sin querer... Cuando me dijo que tenía veintiocho años, me entró el pánico y me pareció que no le podía decir que yo ya estaba en los treinta, y le dije que tenía veintinueve, total, sólo me quité tres años...
-Pues cuando aquel tío del Meetic te lo hizo a ti, anda que no te sentó mal...
-Eh, que aquel tío me dijo quince años menos, no compares... Bueno, total, que me dijo que me llevaría un restaurante que él conocía y me dejó caer que era un poco especial con la comida, que no le gustaba la carne ni el pescado, entonces yo le propuse ir a un vegetariano y él me contestó que no le gustaban los vegetarianos...
Lo que pasó en la velada, próximamente...
domingo, 9 de diciembre de 2007
Hoy va la cosa de sueños.
Hace unos días estuve en un espectáculo de danza de una amiga de Edu que actuaba en un centro cívico de Barcelona. Cristina expresaba de forma conceptual su calvario personal hasta que definitivamente decidió tirarse de cabeza a intentar dedicarse de forma profesional a la danza dejando de lado una profesión muy bien pagada. Mercedes ha tomado el mismo duro camino e intenta que le publiquen su novela “Memorias de un gurú”. Cenza se plantó un día y se dijo que estaba harta de hacer trabajos en los que no se sentía realizada y enfrentándose a todo y a todos hoy ya es profesora, que era lo que quería.
"...preferirán estar muertos a vivir recordando que no se atrevieron a intentarlo" nos dice Cristina.
De mi parte, para todos los que luchan por conseguir sus sueños, esta mano-paloma encontrada en una calle de Málaga.
A dos meses escasos para el carnaval, ¡Venecia no es un sueño y nos está esperando!
domingo, 2 de diciembre de 2007
Muak, muak
- Ay hija, si que hace tiempo que no vengo... Es que está la cosa mu mala, ya sabes que con la paguilla que tengo no me da para casi nada... Pero es que, mira qué pelos que tengo, que ya me da vergüenza salir a la calle así...
-Pues no se preocupe que la vamos a dejar aún más guapa de lo que es por muy baratito.
-Ay, qué salerosa que eres, niña.. que Santa Lucía te conserve la vista... a mí ya no me arregla ni el santo de las causas imposibles... Péiname sólo, no me pongas el tinte, que no me da para tanto..
-Que sí, mujer, no se preocupe que hoy hacemos oferta.
-¿Niña, te ha dao ya tu madre la planta del dinero que le di para ti?
- Ay, sí, se me había olvidado. Muchas gracias, es lo primero que he llevado al piso, le da alegría, por ahora está casi vacío.
-A ver si a ti te da suerte, porque yo tengo unas cuantas, que las he ido trasplantando yo misma, pero la paguilla no se estira. Por cierto, el piso es de alquiler, ¿no niña? A mí siempre me ha parecido que el alquiler es tirar el dinero, pero la juventud de hoy lo tenéis muy difícil...
-Sí, yo no puedo hacer otra cosa, ya tenía ganas de irme de casa de mis padres, que ya sabe usted que yo estoy muy bien allí, pero ya tengo una edad y ganas de hacer mi vida.. Así que, me he llevado el colchón y duermo sobre el suelo, me he ido con cuatro cosas que me han dejado, ya ve usted... No tengo ni tele ni nada, pero, para lo que dan, mejor leo.
-Di que sí, niña, hay que ver lo guapa y lo apañá que eres, a ver si te sale un novio pronto..
-Sí, bueno... ¿Y como está el señor Felipe?
-Pues mira, está allí en la residencia, que no conoce a nadie, ni a mí siquiera. Hay que ver, adonde tenemos que llegar las personas... A mí últimamente me confunde de su madre y cada vez que voy me dice que irá a darle de comer a las gallinas en cuanto se peine, fíjate tú lo que le ha dado por decir...qué ocurrencias...
-¿Y que va a verlo, cada día?
-Ay no, yo lo voy a ver el fin de semana, que me lleva mi hijo, el Juan, porque mira como tengo las piernas de la circulación, mira, mira las varices... Yo no estoy para ir andando al centro y tampoco puedo coger el autobús, así que, si no me llevan, no voy.
-Uy, pues sí que tiene usted mal las piernas...
- Niña, acércate, que esto no lo quiero decir muy fuerte, que la gente es mu mal pensá. Que digo yo que mi Felipe, que ya ni conoce a nadie, que Dios se podría acordar de él, porque yo con mi paguilla de 300 euros ya no puedo tirar palante.. Porque claro, su paga se la queda la residencia, como es natural.. Y cuando él falte, que yo ya sabes tú, por lo más sagrao, que yo quiero mucho a mi Felipe y no quiero que Dios se lo lleve, pero a mí me darán otra paguilla de viuda y así yo podré ir un poco más desahogá.
-¿Pero su hijo la ayuda, no?
-¡Uy, mi hijo! Ahora se ha cambiado de coche y dice que no tiene dinero. Porque es que la juventud de hoy en día lo tiene que tener tó. Se ha comprado un ordenador, y hace poco se compró una televisión de esas finas... o planas.... bueno, tú sabes lo que es... y también paga el intenes ese. Pero, que digo yo, que si uno no tiene dinero, que se puede vivir sin todas esas cosas, antes no teníamos nada de eso y vivíamos mu bien...Y claro, yo voy a buscar a mi nieto, al Samuel, al colegio, y luego le doy de comer, y yo le compro carne de la buena, porque el niño está creciendo y se tiene que alimentar bien, y se me va un pico en la carne cada mes, y eso que sólo compro para él, que yo ya no como carne. Así que, le tuve que decir al Juan que me diera dinero para la comida del crío, y me dijo que si no podía comprar carne, que le diera otra cosa... ¿Te puedes creer? Es que ellos sólo comen macarrones o papas fritas. Pero bueno, al final por pesá he conseguido que me dé algo...
-¿Y como le va a Samuel en el colegio?
-Pues el colegio no le va muy bien... Hace unos días llamó el profesor para que fueran sus padres, y tuve que ir yo, y como yo ya estoy mayor, no me entero bien de lo que me dicen. En resumidas cuentas, me dijo el profesor que el niño aún no sabe leer con 8 años, y que en casa nos teníamos que poner con él y ayudarle. Pero yo no puedo porque no veo las letras esas chiquitillas, yo ya no veo ni con las gafas...
- Es que son sus padres los que se tendrían que poner con él...
- Si, yo ya se lo he dicho al Juan, pero él dice que no tiene paciencia con el niño, y
- Mire qué guapa que está.
- ¡Virgen santa, si parezco otra! Ahora viene la dolorosa, a ver, cóbrame
- Son... cinco euros.
- ¿Cinco euros...? ¿No te habrás equivocao, niña?
-Ya se lo dije antes, que hoy hacemos oferta...
-Niña, pues no vayáis regalando las cosas, que la vida está muy cara, para ti también.
-No se preocupe, es sólo hoy. Déle recuerdos al Juan y a
-Que Dios te lo pague, hermosa... Ay, qué malica que estoy de las piernas... me voy a echar un rato antes de que venga el Samuel.
..................................
-Qué tonta que eres, Susana... No te preocupes que ya lo pondré yo...
-Menos mal que ahora les ha dado a tus amigas pijas por venir cada semana, así compensan tus obras de caridad...
-Anda, no exageres, que no es para tanto... La mujer es vecina de mis padres de toda la vida, siempre se portó muy bien con nosotros, y es que cada vez que viene me dice que a ver si Dios se acuerda de su marido para que le deje la "paguilla", y la verdad es que la veo cada vez más apurada...
-Sí, pues la "paguilla" sí que le da para empinar el codo, porque llegaba el tufillo hasta aquí...
-Pobrecilla...
-La próxima vez que venga, dile que le dé un empujoncito a su Felipe en la silla de ruedas...
-Qué bruta que eres...
-Era broma...