domingo, 19 de octubre de 2008

A polis y ladrones - El mirón (XI)


El fin de semana de la muerte de Pere fue triste y doliente, así que, se me ocurrió que el lunes sería un buen día para cumplir mi deber cívico de poner en conocimiento de las fuerzas del orden lo que Paco me había explicado sobre la desaparición de Esther y, ya de paso, alegrarme la vista y el corazón visitando a Santiago en la comisaría.

Y así fue. Salí de la comisaría más contenta que unas pascuas. Tuve que esperar bastante rato para hablar con él, no sé si porque no estaba. Al principio me ofrecieron hablar con otro agente, bastante guapo, por cierto, pero yo, que soy siempre mujer de un solo hombre, dije que sólo podía hablar con Santiago, que él ya estaba al corriente del tema. Mientras esperaba, me saqué una bolsa de patatas de una máquina expendedora, y me puse a analizar al personal que salía y entraba, algunos de ellos esposados, y me dije que en mi instituto había elementos con peores pintas que aquellos y no teníamos esposas para ellos. En cierto momento, intercepté unas miradas guasonas de dos policías que hablaban entre sí y oí “la Mata Hari”. ¿Se referían mí? ¿Era conocida en la comisaría como la Mata Hari? Puestos a que te pongan un mote para reírse de ti, mejor que sea glamuroso, así que, incluso me gustó, y en ese momento me imaginé bailándole la danza de los siete velos a mi poli preferido. Mi fantasía se desvaneció justo cuando Santiago se personó ante mis ojos. Le conté todo lo que Paco me había explicado de Esther y le pregunté si ya sabían algo sobre Pere, a lo que me respondió que estaban investigando. Días más tarde me enteraría que me había mentido como un bellaco.

Al día siguiente era el entierro de Pere y me pasé por el tanatorio a asistir a la misa y dar el pésame a la familia. Aún no había visto a Patricia y, cuando me acerqué a ella, nos abrazamos y entre sollozos, me dijo que la fuera a ver un día a casa, que tenía algo que contarme.

Aquella semana, el bar de la Paqui era un hervidero de teorías lanzadas entre carajillos y donuts de chocolate, pero lo que me contó Patricia cuando un par de días después me decidí a ir a verla, las superaba a todas con creces.

La policía, investigando sobre el piso maldito, había descubierto que el propietario actual era ni más ni menos nuestro vecino Pere, que lo había comprado cinco años atrás, pequeño detalle que había ocultado a su familia y a Patricia. La misma tarde del homicidio la policía lo había interrogado a este respecto, y él les había confesado que se lo había comprado porque se sentía muy presionado por su familia para irse a vivir con Patricia pero él no lo tenía claro. Así que, cuando el fatídico hecho acaeció, la policía entró en el piso al cabo de unos días, y lo que encontró no fueron precisamente fantasmas, sino un almacén de portátiles HG, la empresa para la que él trabajaba y de la que al parecer sustraía los susodichos con fines lucrativos.

-¡Si me llego a enterar de esto, lo mato yo antes!- me chilló Patricia

Mientras bajaba en el ascensor, por primera vez empecé a vislumbrar la posible trama de aquel caso.

Cuando entré en mi casa, se me fueron los ojos hacia la bonita radiografía de mi mandíbula que yacía sobre la mesa del comedor y que tenía que llevar al dentista para sacarme las muelas del juicio. Y entonces recordé la frase que me dijo aquel agente cuando allanaron mi hogar: “Esta puerta la abre un niño con una radiografía” ¿Y si yo entraba en el piso maldito...?

6 comentarios:

Anónimo dijo...

¡¡¡¡¡Que entre, que entre, que eeeeennnntre!!!!!

Anónimo dijo...

...Estaba yo pensando que si juntas todos los capítulos, tienes ahí una novela la mar de chula, bien escrita, con humor, ironía, intriga, unos personajes que no tienen desperdicio...

Sería genial que, cuando la acabaras, te montaras un documento de word con toda la historia y lo mandaras por email a tus fieles lectoras!! :-)

Anónimo dijo...

estoy de acuerdo, jijiji

Lidia dijo...

...mi prima se ríe, je je ;)

Bueno, bueno, mis fieles lectoras no sólo os merecéis eso, os estoy reservando una sorpresa en próximos capítulos... ;)

Anónimo dijo...

Ay, qué emoción!!
Vaya, mi sospechosa ya ha caído, yo voté por Patricia como asesina. Bueno habrá que esperar un poco más para saber quién es el malo/a :)

Pues sí, esta historia bien merece ser leída de tirón ;)

Qué será, será... siempre cuidando los detalles, ay esta mujer... :)

Lidia dijo...

Bueno... yo no daría a nadie por descontado, aún... ;)