martes, 28 de octubre de 2008

A polis y ladrones – El mirón (XII)

Parte II

Intentamos hacer el mínimo ruido posible, pero, como estábamos bastante achispadas, nos costaba contener la risa y el volumen de la voz mientras subíamos las escaleras hasta el décimo piso.

Hallándonos ante la puerta que se me había resistido el día anterior, intentamos por turnos su apertura con la radiografía de mis dientes.

-Uf, yo seguro que no puedo...- dijo Neus, la última que quedaba por probarlo tras los intentos infructuosos de las demás, y que, haciendo gala de una habilidad de la que ella misma quedó pasmada, abrió la puerta a la primera.

Cuando la puerta se abrió, nos quedamos mirándonos sin saber qué hacer.

- Bueno, entramos, ¿no?- dijo por fin Isa.

Entramos y, sin ningún miramiento, encendimos las luces. El mobiliario del piso podría datar perfectamente de la época en la que se cometieron allí los crímenes treinta años antes. Lo primero que vimos fue el salón, probablemente la policía se había llevado los ordenadores que se almacenaban allí, pero quedaban cajas, cables y material informático diverso por el suelo, sobre el sofá, las sillas y la mesa. Seguidamente, pasamos a examinar el resto de habitaciones.

-¡Ei, venid! – dijo Noemí que había entrado en la habitación de matrimonio – Aquí venía a algo más que a guardar ordenadores...

Había una cama con el cabezal de hierro forjado presidida de un cuadro del sagrado corazón de Jesús. La cama estaba deshecha y entre las sábanas había un tanga... ¡mi tanga!

Entonces, sonó el timbre de la puerta. Nos miramos despavoridas y seguidamente oímos.

-¡Policía, abran la puerta!

Era la voz de Santiago.

Al parecer algún vecino, debido a los últimos acontecimientos acaecidos en la comunidad que nos tenían a todos en alerta, había llamado a la policía avisando de que estaba oyendo risas, voces y movimiento en un piso en el que se suponía que no vivía nadie.

Cuando abrí la puerta, las cinco pusimos cara de tierra trágame, ante la fija mirada de los policías.

Erigiéndome en portavoz, intenté explicarle a Santiago el objeto de nuestra presencia en el piso y traté de atenuar nuestra infracción de la ley informándole que habíamos encontrado encima de la cama el tanga que me habían robado.

Entonces, oí que un policía le decía a otro:

- Lo que nos faltaba, la Mata Hari tiene amigas...

4 comentarios:

Noemí dijo...

Síiiiiiiiii!!!! la Mata Hari tiene amigas que pretenden ser igual de Mata Haris que ella!!!! jijijiji

Qué emoción, qué emoción!!!

Mercedes Pajarón dijo...

JA, JA, JA, JA, JA, qué bueno!!!!! Hala, pilladas in fraganti!!

Ay, este Santiago, pero qué mala espina me da...!

Mercedes Pajarón dijo...

A ver, es que siempre está por ahí... O está enamorado de la prota, o está implicado en el asunto...

¿O un poli no puede ser malo...aunque esté bueno? XD

Anónimo dijo...

Ahhhhhh!!! qué fueeerrrrtee!! ya sabíamos nosotras que había algo más... suculento en ese piso.

Vaya, vaya, no sabía yo que tenía ese tipo de habilidades, tendré que sacarles rendimiento ;)

Pues sí, si está bueno, es que es el malo :) y seguro que el preguntón repelente no lo está tanto :(

PD: me encanta el detalle del sagrado corazón encima de la cama, es típico total!!! ja, ja

Una de las allanadoras de moradas :)