domingo, 1 de marzo de 2009

A polis y ladrones - El mirón XXI

Yo sabía que Laura no había matado a su vecina Yolanda, ni tampoco había incendiado su piso, pero, a la luz de los acontecimientos, se había convertido en la principal sospechosa, y de paso, de los otros dos asesinatos que se habían producido en los últimos meses en aquella comunidad. Y, afortunadamente, la única persona que sabía que ella también tenía relación con un tiroteo en una casa en la que una supuesta asociación benéfica tenía montado un negocio de prostitución, drogas y, probablemente más cosas, con la ayuda de unos policías corruptos de mi comisaría que yo ya creía saber quienes eran, era yo.
Delante de la puerta de su vecina aún humeante, aunque hacía rato que los bomberos habían apagado por completo el incendio del piso, y el forense entraba a examinar el cadáver, volví a llamar a Laura al móvil, pero me topé de nuevo con el buzón de voz.
-Esta tía se nos ha estado riendo delante de las narices... Ya se la veía un poco rarita, pero quien iba a pensar que era una psicópata.- me dijo un compañero del que no tenía claro si podía fiarme.
-No es ninguna psicópata y no ha sido ella.
-Pues ya me dirás qué hacía saliendo de este piso justo cuando empezó el incendio, la vieron y la oyeron llamar al 112 los vecinos del piso de arriba...
- No sé lo que ha pasado aquí, pero ya te digo yo que ella no ha sido.
-Por cierto, ¿y tú qué haces aquí? ¿Hoy no trabajabas, no?
¿Qué pudo haber ocurrido durante la media hora que transcurrió desde que hablé con ella por teléfono y quedamos en vernos en su casa, después de que Paco y Esther me dieran plantón cuando, al parecer, vieron en su edificio a un supuesto matón y pensaron que yo los había traicionado, y cuando yo llegué a su puerta y el incendio ya se había declarado en el piso contiguo?
Y aún nadie me lo había preguntado, pero de un momento a otro se iba a saber que yo ya estaba en el edificio cuando los bomberos llegaron e iba a tener que dar explicaciones. Así que, me escabullí en cuanto pude.
A decir verdad, Laura me tenía completamente desconcertado desde el principio. Las veces que había hablado con ella me había parecido una persona inteligente y lúcida, quizá a excepción del primer día, cuando nos dijo a mi compañero y a mí que llamaba Ana a una supuesta anaconda gigante que veía en la ventana del primer chico al que habían asesinado, y que luego resultó ser un periscopio. Y, sin embargo, había actuado también varias veces de manera muy loca y irresponsable, como cuando entró con cuatro amigas en plan los Ángeles de Charlie en el famoso “piso maldito” abriendo la puerta con una radiografía, o cuando participó en la liberación de Esther que acabó en tiroteo. Los últimos día me sorprendía a mí mismo acordándome de ella, cuando una de las veces vino a la comisaría y me estaba esperando comiéndose una bolsa de patatas fritas observando atenta el entrar y salir de gente, y al verme me saludó sonriendo con cara de “vengo a contarte algo que tú no sabes”, o cuando se infiltró en una fiesta de universitarios en el piso del del periscopio y nos esperaba en el portal tiritando de frío con un top rosa de tirantes, minifalda-cinturón y zapatos rojos de tacón porque había visto desde aquella casa que alguien estaba en su piso. De todas formas, había que reconocer que ella había sido quien nos había ayudado a ir esclareciendo el caso. Primero, encontró el periscopio que nos había permitido descubrir la existencia de la página web en la que el primer asesinado colgaba vídeos sobre las intimidades de sus vecinos, y que nos daba un posible móvil para su asesinato. Después, nos puso sobre la pista del piso que servía de almacén de portátiles robados, aunque no lo descubrimos hasta después del segundo asesinato, y por último, hacía media hora, con la información del rumano vendedor de kleenex, me acababa de dar la información que unía los asesinatos de su comunidad con la asociación benéfica, y al ser consciente del alcance de los hechos y darme cuenta de que Laura se había convertido en el chivo expiatorio perfecto de esta trama, temí realmente por su vida y me dije que tenía que encontrarla antes que nadie, y sobre todo, antes que mis compañeros policías.

6 comentarios:

Mercedes Pajarón dijo...

Genial!! Un nuevo punto de vista y un sospechoso menos! Pero entonces...¿quién queda como posible culpable???????


PD.-Lo de "la vecina aún humeante" me ha encantado!!!!!!!!

Anónimo dijo...

Estoy con Mercedes, estupenda la idea de ver el caso desde otro punto de vista, le da color a la historia (aunque al principio me ha despistado y no sabía quién hablaba!)
P.D Qué foto más adecuada, muchacha! jiji

Lidia dijo...

ja, ja :X

Esto me pasa por hacer las cosas deprisa y corriendo... en realidad lo que quería decir es que aún salía humo de la puerta de la vecina, pero, efectivamente, se entiende otra cosa ;D

Es que Santiago me estaba pidiendo a gritos pasar a primer persona para poderse defender de las calumnias e injurias sobre su persona ;)

Anónimo dijo...

Yo ya sabía que Santiago era de los buenos, malpensadas...

D.

Mercedes Pajarón dijo...

Pos hija, se ve que mi mente calenturienta (nunca mejor dicho, ja, ja, ja) sólo tuvo ojos para la vecina humeante, y no para otra interpretación!! Pero te quedó divino, ya ves! ;-)

Lidia dijo...

Claro que sí, D., Santiago necesita apoyos... ;)

Mercedes, si tienes razón tú, se entiende eso XD